Los cambios de identidad corporativa en el deporte son complejos. La denegación provisional de las marcas Washington Commanders es un ejemplo de ello
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SuscribirmeNos hacíamos eco en pasadas entradas en este blog de las dificultades que implica un proceso de sustitución de la denominación y marcas de una franquicia deportiva. En particular, el caso del equipo de fútbol americano de la ciudad de Washington D.C. dicho proceso se ha convertido en un auténtico laberinto.
El nombre tradicional de la franquicia deportiva, Washington Redskins, se dejó de usar en 2020 por la presión que realizaron patrocinadores y la opinión pública ante las implicaciones potencialmente ofensivas que dicha denominación suponía para los nativos norteamericanos. Tras pasarse a identificar transitoriamente como Washington Football Team, la franquicia tuvo que buscar un nuevo nombre dada la denegación por parte de la oficina estadounidense de patentes y marcas (USPTO) de la solicitud de la correspondiente marca.
Ante estas circunstancias, el equipo anunciaba en febrero de 2022 su nuevo nombre: los Washington Commanders, el cual estaba llamado a ser la última estación en el complicado proceso de redefinición de la identidad del equipo.
Las últimas noticias, no obstante, anuncian un nuevo trecho en la búsqueda de la marca de una de las franquicias más valiosas de la liga de fútbol americano. En efecto, según se ha publicado recientemente, la USPTO habría denegado inicialmente la solicitud de registro de la marca “Washington Commanders”. Dicha denegación aparentemente se habría debido al riesgo de confusión de esta nueva marca con otras que ya se encuentran inscritas ante la USPTO.
Por una parte, la oficina considera la denominación solicitada potencialmente confundible con las marcas “Commanders Classic”. Éstas se refieren al partido que cada año disputan los equipos de fútbol universitario del ejército y las fuerzas aéreas estadounidenses, siendo un evento deportivo muy popular en Estados Unidos.
Por otra parte, la USPTO constató la preexistencia de las marcas “Washington Space Commanders” y “Washington Wolf Commanders”. El titular de éstas es un ciudadano residente en el área metropolitana de Washington D.C. quien, según han publicado los medios de comunicación, registró numerosas marcas ante la USPTO con posibles nombres para el equipo una vez éste anunció el abandono de su denominación original.
De acuerdo con las noticias publicadas, la franquicia cuenta con un plazo de tres meses para presentar sus alegaciones a la denegación inicial. Desde un punto de vista legal parecería que cabría albergar esperanzas razonables en la solución del problema. En efecto, por una parte, la marca “Commanders Classic” se refiere a un partido y no a un equipo, por lo que el riesgo de confusión podría considerarse remoto. Por otra parte, existiría la posibilidad de cuestionar la licitud de las otras dos marcas identificadas por la USPTO o, alternativamente, de llegar a un acuerdo de adquisición o coexistencia de marcas con su titular de (particularmente teniendo en cuenta la voluntad expresada públicamente por aquél de poner a disposición del equipo cualquiera de sus marcas).
Este escenario, no obstante, plantea una última variable que puede cambiar completamente la estrategia que se vaya a seguir. Y es que hace unos pocos días se anunció que los actuales propietarios del equipo han aceptado una oferta para venderlo a un grupo de inversores por un precio superior a los 6.000 millones de dólares.
El cambio de propiedad es una circunstancia que podría llevar a un resultado inesperado: un nuevo cambio de nombre del equipo, con el fin de acentuar el cambio de ciclo en la historia de la franquicia deportiva. Si bien parece poco probable (teniendo en cuenta que implicaría una cuarta denominación en menos de cuatro años para una organización celosa de mantener -y explotar- su identidad), está creciendo la presión de los seguidores para aprovechar la ocasión y abandonar completamente la identidad pasada del equipo (y de sus propietarios).
Visto lo visto, los fans del equipo (entre los que se cuenta el que suscribe) no deben descartar la posibilidad de hacer un nuevo hueco en sus armarios para una nueva camiseta, una nueva gorra y otros nuevos productos de merchandising basados en una nueva marca.
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