Negociación colectiva: próximos retos y desafíos

2024-12-02T09:19:00
España
Presente y futuro de la negociación colectiva en España (III)
Negociación colectiva: próximos retos y desafíos
2 de diciembre de 2024

Ponemos fin con este post a la serie de tres publicaciones que hemos dedicado a revisar el estado de situación de la negociación colectiva en España. Dimos comienzo a este análisis con una primera entrada dedicada a las últimas Sentencias del Tribunal Supremo dictadas en la materia, y nos ocupamos, en la segunda publicación, de los principales temas de debate que son hoy objeto de discusión en las comisiones negociadoras de los convenios colectivos.

Es ahora el momento de mirar hacia el futuro más próximo. La negociación colectiva ha sido tradicionalmente una herramienta para regular las condiciones laborales y salariales de las personas trabajadoras. Sin embargo, en un mundo en constante cambio, cada vez más se reclama a esta herramienta que también evolucione para abordar nuevos desafíos sociales y económicos. Entre los muchos retos que se le plantean, destacan tres áreas de trabajo donde la negociación colectiva puede tener un impacto significativo: la retención de talento joven, la adaptación a los avances tecnológicos y la promoción de la sostenibilidad y el bienestar.

Los jóvenes y la pérdida de talento

Uno de los desafíos más apremiantes para las empresas de muchos sectores es el acceso al talento, especialmente en un contexto en el que muchos jóvenes dejan España en busca de mejores oportunidades laborales. Frente a este problema, en países como Portugal, se han implementado incentivos fiscales para atraer y retener a los jóvenes profesionales.

En línea con esta preocupación, también en el ámbito de la negociación colectiva, es crucial analizar cómo evolucionan las condiciones de trabajo para diferentes grupos de edad. Tradicionalmente, las retribuciones por antigüedad y otras condiciones laborales han mejorado con la edad. Sin embargo, este sistema puede resultar en una doble escala salarial que perjudica a los jóvenes. La promoción económica y profesional basada en la mera continuidad en la empresa es una práctica común en muchos convenios colectivos. Pero, esta estructura puede resultar en una estratificación salarial excesiva, que no siempre refleja el rendimiento y la capacitación de las personas trabajadoras y que priva de cualquier mejora próxima a las personas trabajadoras más jóvenes. Es necesario, por tanto, que los convenios colectivos se adapten a las realidades demográficas y económicas actuales y consideren la creación de estructuras salariales y de promoción que valoren el rendimiento y la capacitación, en lugar de la mera permanencia en la empresa. Esto no solo ayudará a captar y mantener talento joven, sino que también fomentará una cultura de mérito y desarrollo profesional continuo. 

Adaptación a los avances tecnológicos

La incorporación de tecnologías avanzadas, como la robótica, la mecanización y, en breve, la inteligencia artificial, está transformando los procesos productivos. Sin embargo, muchos convenios colectivos aún se basan en manuales de valoración de puestos de trabajo de hace décadas, que utilizan referencias del desempeño hoy desactualizadas. Es fundamental, pues, que la negociación colectiva se adapte a estos cambios tecnológicos para garantizar que los sistemas de desarrollo profesional y los criterios de promoción reflejen las nuevas realidades del mercado laboral.

Por ejemplo, en sectores como la manufactura, donde la tecnología ha simplificado algunas tareas y complejizado otras, es necesario redefinir los modelos de desarrollo profesional. Tareas que antes se hacían "a ojo" o con un determinado esfuerzo físico y que, por ello, valorabas y premiaban estas habilidades, hoy se realizan enchufando un ordenador, para lo que se requieren otro tipo de competencias. La polivalencia debe valorarse adecuadamente y los esquemas de promoción deben alinearse con las necesidades actuales de los procesos productivos. Esta puesta al día, a través de los convenios colectivos, no solo mejorará la eficiencia, sino que también garantizará que las personas trabajadoras estén mejor preparadas para enfrentar los desafíos tecnológicos.

Protección del medio ambiente y fomento de vida saludable

Finalmente, regular condiciones de trabajo para favorecer la sostenibilidad y el bienestar de las personas trabajadoras es una necesidad que, poco a poco, se incorpora en la negociación colectiva. La responsabilidad social reclama a los convenios colectivos incluir cláusulas que promuevan prácticas empresariales sostenibles y fomenten hábitos saludables para los/as empleados/as.

En relación con la protección del medio ambiente, por ejemplo, las partes negociadoras de los convenios colectivos podrían asumir objetivos tales como,

  • reducir la huella de carbono, lo que podría conducirles a cláusulas convencionales que reconozcan derechos vinculados a objetivos relacionados con el uso de energías renovables y la minimización de residuos;
  • promover el uso de transporte sostenible, para lo que podrían pactar, a través de la negociación colectiva, incentivos que premien a las personas trabajadoras que utilicen el transporte público, la bicicleta o un vehículo eléctrico, o un derecho a la recarga de dicho vehículo eléctrico en el centro de trabajo; o la posibilidad de teletrabajo, para reducir los desplazamientos al centro de trabajo;
  • mejorar la gestión de residuos, lo que podría llevar a que el acuerdo o convenio colectivo incorpore cláusulas que regulen mejoras o beneficios de las personas trabajadoras ligados a objetivos en materia de separación y reciclaje de residuos.

Del mismo modo, incorporar a las plataformas negociadoras de los convenios colectivos el objetivo de favorecer una vida saludable de las personas trabajadoras, podría traducirse en cláusulas en los convenios colectivos que, por ejemplo, promocionen la actividad física (mediante programas de bienestar, acceso a instalaciones deportivas y pausas activas), o una alimentación saludable en comedores (mediante el derecho a dietas equilibradas), o la prevención activa de riesgos psicosociales (a través de formación frente al estrés laboral).

En conclusión, la negociación colectiva debe transformarse para enfrentar los desafíos del siglo XXI. Adaptar los convenios colectivos a las realidades demográficas, tecnológicas y sociales actuales no solo es una necesidad, sino una oportunidad para construir un entorno laboral más justo, eficiente y sostenible. Esta evolución es fundamental para asegurar el éxito y la competitividad de las empresas en un mundo en constante cambio.

2 de diciembre de 2024